Cuando se comienza a entrenar se suele tener la mala
costumbre de hacer los ejercicios con ansías y solemos esforzarnos más de la
cuenta, debido a la motivación que nos trae la novedad y también por querer ver
resultados rápidos en el cuerpo. Desde ya, os aclaro que este es el principal
de los errores.
Si hacemos esto, tarde o temprano, terminaremos padeciendo
alguna lesión en nuestro cuerpo. Para ello, debemos ser conscientes de los
riesgos a los que nos exponemos por estar ejercitándonos de mala manera.
Vamos a ver las lesiones más comunes del gimnasio y cómo
entrenar a conciencia para evitarlas.
1. Hernia de Disco y Enfermedad degenerativa del Disco
Las hernias de disco son causadas a menudo por una mala
mecánica de elevación. Los posibles síntomas de una hernia de disco pueden
incluir dolor de espalda localizado y también entumecimiento u hormigueo que
viaja hacia abajo en las piernas.
Otra posibilidad es la enfermedad degenerativa del disco,
que es un término común que los médicos utilizan para describir un desgaste
excesivo en la columna vertebral.
Las hernias de disco y la enfermedad degenerativa del disco
pueden acrecentarse por mala postura crónica, especialmente al levantar y hacer
ejercicio.
Mediante la colocación de la columna vertebral en la
posición correcta, proporcionaremos una menor cantidad de estrés a nuestros
discos, y la columna vertebral, junto con los músculos del núcleo, serán
capaces de participar más eficazmente.
2. Síndrome de la Banda Iliotibial
Esta lesión es muy común para los corredores, especialmente
si su técnica a la hora de correr no es óptima.
La banda iliotibial es un ligamento fibroso grueso en el
lado exterior del muslo que baja hacia el exterior de la rodilla. Una pequeña
lesión puede causar dolor en cualquier parte exterior del hueso de la cadera
hasta la rodilla.
3. Tendinitis de Aquiles
La tendinitis de Aquiles es otra lesión común para los
corredores y se indica con dolor en la parte posterior del talón hasta el
tendón de Aquiles. Estos síntomas pueden persistir y suelen aumentar cuando
corremos, especialmente cuesta arriba o en la arena.
Los problemas de tendones con frecuencia toman mucho tiempo
para sanar. Si tenemos tendinitis de Aquiles, el primer paso es descansar para
disminuir la inflamación, permitiendo que el tendón repose en calma. Luego,
poco a poco debemos ir construyendo fuerza en el músculo de la pantorrilla
haciendo elevaciones de talón.
4. Desgarro SLAP
Un desgarro SLAP (que significa Labrum Superior de Anterior
a Posterior) puede ocurrir por un traumatismo agudo o estrés repetitivo de los
movimientos, como tirar o levantar la cabeza.
Hemos de tener cuidado con aquellos entrenamientos y
ejercicios que hacen hincapié repetidamente con los brazos sobre de la cabeza o
cuando giran completamente, como el press militar.
Si no podemos levantar el brazo sin dolor o tenemos la
sensación de que uno o ambos hombros son débiles o experimentamos algunas
molestias en ciertos movimientos, visitaremos a un profesional de la salud para
obtener un diagnóstico más completo. Algunos desgarros del labrum se pueden
curar con el tiempo, pero otros requieren tratamientos más agresivos, como
rehabilitación o cirugía.
5. Tendinitis Lateral del Codo
Esta lesión también es conocida como codo de tenista, la
cual es a menudo causada por un exceso de agarre y puede tender a persistir al
igual que otros problemas en los tendones. Los síntomas pueden incluir un dolor
en la parte exterior del codo, y al extender el brazo y tirar de la palma hacia
nosotros, sentiremos un estiramiento a lo largo de la parte exterior del
músculo del antebrazo.
De manera similar a los problemas de Aquiles, necesitaremos
descansar en un principio para calmar la inflamación antes de fortalecer
gradualmente los músculos de agarre. Podemos aliviar algunos de los síntomas
mediante el masaje y el estiramiento de los músculos, que pueden ayudar a
aumentar el flujo de sangre con regularidad.
A medida que los síntomas se calman, podremos aumentar
gradualmente la carga de trabajo con ejercicios de muñeca. Asegurándonos de no
hacer demasiados esfuerzos cuando tengamos dolor, de lo contrario agravaremos
los síntomas y empeoraremos las cosas.
6. Tirones y desgarros de los Isquiotibiales
Tan pronto como esto suceda, sentiremos un dolor agudo y
punzante en la parte posterior del muslo. Esta lesión es causada comúnmente por
actividades explosivas como carreras de velocidad o saltar, lo que genera una
gran demanda en los músculos isquiotibiales.
Algunos desgarros del tendón de la corva (isquiotibiales)
requieren un año o dos para recuperarse completamente. Cuando esto sucede,
lamentablemente los desgarros se convierten en algo muy común.
7. Tendinitis Rotuliana
La patela o rótula, es a menudo una fuente de dolor para los
atletas de todos los deportes. La tendinitis rotuliana es una lesión común que
se caracteriza por la presencia de dolor en el tendón rotuliano, que está justo
debajo de la rótula. Si tenemos esto, debemos descansar la rodilla y evitar el
estrés de la misma mientras está inflamada.
Cuando la inflamación haya disminuido, debemos concentrarnos
en consolidar gradualmente la fuerza de las piernas sin incurrir en lesiones
nuevamente. Visitaremos a un terapeuta o recuperador de lesiones para que pueda
mostrarnos cómo reconstruir progresivamente la carga en los cuádriceps y el
tendón rotuliano con ejercicios excéntricos.
Por otro lado, si el dolor está localizado en la parte
delantera de la rodilla, una de las primeras cosas que hay que ver es cómo nos
ponemos en cuclillas. La mayoría de entrenadores se centran en mantener las
rodillas detrás de los dedos del pie durante una sentadilla.
Si bien este ajuste puede disminuir cierta tensión a la
rodilla, es mucho más importante que las rodillas estén en la alineación
correcta con las caderas y los tobillos (cuando se observa la pierna desde la
parte delantera). Idealmente, el centro de nuestra rodilla debe estar alienado
sobre el segundo dedo del pie. Practicar esto de forma adecuada reducirá otras
tensiones a la rodilla que suelen producirse cuando la rodilla va hacia
adentro.
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