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lunes, 29 de agosto de 2016

¡CUIDADO!... LESIONES

Cuando se comienza a entrenar se suele tener la mala costumbre de hacer los ejercicios con ansías y solemos esforzarnos más de la cuenta, debido a la motivación que nos trae la novedad y también por querer ver resultados rápidos en el cuerpo. Desde ya, os aclaro que este es el principal de los errores.
Si hacemos esto, tarde o temprano, terminaremos padeciendo alguna lesión en nuestro cuerpo. Para ello, debemos ser conscientes de los riesgos a los que nos exponemos por estar ejercitándonos de mala manera.
Vamos a ver las lesiones más comunes del gimnasio y cómo entrenar a conciencia para evitarlas.
1. Hernia de Disco y Enfermedad degenerativa del Disco
Las hernias de disco son causadas a menudo por una mala mecánica de elevación. Los posibles síntomas de una hernia de disco pueden incluir dolor de espalda localizado y también entumecimiento u hormigueo que viaja hacia abajo en las piernas.
Otra posibilidad es la enfermedad degenerativa del disco, que es un término común que los médicos utilizan para describir un desgaste excesivo en la columna vertebral.
Las hernias de disco y la enfermedad degenerativa del disco pueden acrecentarse por mala postura crónica, especialmente al levantar y hacer ejercicio.
Mediante la colocación de la columna vertebral en la posición correcta, proporcionaremos una menor cantidad de estrés a nuestros discos, y la columna vertebral, junto con los músculos del núcleo, serán capaces de participar más eficazmente.
2. Síndrome de la Banda Iliotibial
Esta lesión es muy común para los corredores, especialmente si su técnica a la hora de correr no es óptima.
La banda iliotibial es un ligamento fibroso grueso en el lado exterior del muslo que baja hacia el exterior de la rodilla. Una pequeña lesión puede causar dolor en cualquier parte exterior del hueso de la cadera hasta la rodilla.
3. Tendinitis de Aquiles
La tendinitis de Aquiles es otra lesión común para los corredores y se indica con dolor en la parte posterior del talón hasta el tendón de Aquiles. Estos síntomas pueden persistir y suelen aumentar cuando corremos, especialmente cuesta arriba o en la arena.
Los problemas de tendones con frecuencia toman mucho tiempo para sanar. Si tenemos tendinitis de Aquiles, el primer paso es descansar para disminuir la inflamación, permitiendo que el tendón repose en calma. Luego, poco a poco debemos ir construyendo fuerza en el músculo de la pantorrilla haciendo elevaciones de talón.
4. Desgarro SLAP
Un desgarro SLAP (que significa Labrum Superior de Anterior a Posterior) puede ocurrir por un traumatismo agudo o estrés repetitivo de los movimientos, como tirar o levantar la cabeza.
Hemos de tener cuidado con aquellos entrenamientos y ejercicios que hacen hincapié repetidamente con los brazos sobre de la cabeza o cuando giran completamente, como el press militar.
Si no podemos levantar el brazo sin dolor o tenemos la sensación de que uno o ambos hombros son débiles o experimentamos algunas molestias en ciertos movimientos, visitaremos a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico más completo. Algunos desgarros del labrum se pueden curar con el tiempo, pero otros requieren tratamientos más agresivos, como rehabilitación o cirugía.
5. Tendinitis Lateral del Codo
Esta lesión también es conocida como codo de tenista, la cual es a menudo causada por un exceso de agarre y puede tender a persistir al igual que otros problemas en los tendones. Los síntomas pueden incluir un dolor en la parte exterior del codo, y al extender el brazo y tirar de la palma hacia nosotros, sentiremos un estiramiento a lo largo de la parte exterior del músculo del antebrazo.
De manera similar a los problemas de Aquiles, necesitaremos descansar en un principio para calmar la inflamación antes de fortalecer gradualmente los músculos de agarre. Podemos aliviar algunos de los síntomas mediante el masaje y el estiramiento de los músculos, que pueden ayudar a aumentar el flujo de sangre con regularidad.
A medida que los síntomas se calman, podremos aumentar gradualmente la carga de trabajo con ejercicios de muñeca. Asegurándonos de no hacer demasiados esfuerzos cuando tengamos dolor, de lo contrario agravaremos los síntomas y empeoraremos las cosas.
6. Tirones y desgarros de los Isquiotibiales
Tan pronto como esto suceda, sentiremos un dolor agudo y punzante en la parte posterior del muslo. Esta lesión es causada comúnmente por actividades explosivas como carreras de velocidad o saltar, lo que genera una gran demanda en los músculos isquiotibiales.
Algunos desgarros del tendón de la corva (isquiotibiales) requieren un año o dos para recuperarse completamente. Cuando esto sucede, lamentablemente los desgarros se convierten en algo muy común.
7. Tendinitis Rotuliana
La patela o rótula, es a menudo una fuente de dolor para los atletas de todos los deportes. La tendinitis rotuliana es una lesión común que se caracteriza por la presencia de dolor en el tendón rotuliano, que está justo debajo de la rótula. Si tenemos esto, debemos descansar la rodilla y evitar el estrés de la misma mientras está inflamada.
Cuando la inflamación haya disminuido, debemos concentrarnos en consolidar gradualmente la fuerza de las piernas sin incurrir en lesiones nuevamente. Visitaremos a un terapeuta o recuperador de lesiones para que pueda mostrarnos cómo reconstruir progresivamente la carga en los cuádriceps y el tendón rotuliano con ejercicios excéntricos.
Por otro lado, si el dolor está localizado en la parte delantera de la rodilla, una de las primeras cosas que hay que ver es cómo nos ponemos en cuclillas. La mayoría de entrenadores se centran en mantener las rodillas detrás de los dedos del pie durante una sentadilla.

Si bien este ajuste puede disminuir cierta tensión a la rodilla, es mucho más importante que las rodillas estén en la alineación correcta con las caderas y los tobillos (cuando se observa la pierna desde la parte delantera). Idealmente, el centro de nuestra rodilla debe estar alienado sobre el segundo dedo del pie. Practicar esto de forma adecuada reducirá otras tensiones a la rodilla que suelen producirse cuando la rodilla va hacia adentro.

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